Hotel Ritz

 
Logo cedido por Hotel Ritz para MadridEMCYMS

Saludos gatunos amigos. Antes de leer el artículo, os voy a pedir que os “cambiéis” de ropa, y os pongáis, de largo las mujeres, y de frac los hombres, pues hoy vamos a visitar un lugar de alta alcurnia y señorío, quizás el de mayor elegancia en la ciudad de Madrid, pues os voy a “descubrir” el Hotel Ritz.

Vista panorámica del Hotel Ritz
Historia

El rey D. Alfonso XIII, en sus numerosos viajes a lo largo de toda Europa, fue conociendo la excelencia de muchos hoteles de lujo en todas las capitales importantes. Por ello, quiso equiparar a Madrid, la capital de su reino, con todas ellas, lo que suponía, entre otras cosas, la construcción de un hotel de lujo con la etiqueta de “real”, puesto que, por ejemplo, para su propio enlace matrimonial con la reina Dª Victoria Eugenia, algunos invitados reales tuvieron que ser hospedados en casas particulares.

Para ello, convenció a algunos aristócratas e importantes personajes de las finanzas, para que formasen parte del proyecto de construcción de un establecimiento hotelero acorde con los estándares reales y de gran lujo, y crearon la “Compañía de Desarrollo Ritz”.

Detalle de la cúpula

Enseguida compraron un terreno en el centro de la ciudad, ubicado donde se encontraban anteriormente el Teatro Tívoli y los Jardines del Placer, justo al lado del Museo del Prado, y muy cerca del Parque del Retiro. Contrataron al arquitecto del Ritz de París, Charles Mewes, que estuvo acompañado por los dos mejores arquitectos españoles del momento, Luis de Landecho y Lorenzo Gallego. También fue invitado a participar en la construcción del nuevo hotel, el hostelero César Ritz, “padre” del hotel homónimo de París.

Y así, el 2 de octubre de 1910, fue inaugurado uno de los hoteles más elegantes de toda Europa, que distinguía y daba brillo a la evolución de la ciudad de Madrid a principios del siglo XX, el Hotel Ritz. A la ceremonia de inauguración acudieron, como invitados de honor, los reyes D. Alfonso XIII y su esposa Dª Victoria Eugenia. Hay que destacar que la estructura del hotel, fue la primera en España construida en acero. Durante los primeros años fue dirigido por Antonio Mella, que se había formado en el Ritz de París y Londres.

Fachada de la Plaza de Canovas del Castillo

Gracias al asesoramiento del Sr. Ritz, se compuso un equipo de profesionales altamente cualificados, que crearon unos estándares de calidad en el establecimiento, acordes y equiparables a los hoteles Ritz repartidos por todo el mundo, aunque hay que destacar que cada uno de ellos tiene su propia personalidad e idiosincrasia, que en “nuestro” caso, han ido consolidándose con el paso de los años.

En 1932, la Compañía del Desarrollo del Ritz, vendió el hotel al famoso hostelero belga George Marquet, propiedad que duró, a cargo de sus descendientes, hasta 1978, en que fue vendido a la compañía Nacional Hostelera, que lo mantuvo durante 3 años, cuando fue vendido al grupo británico Trusthouse Forte, empresa que hizo numerosas reformas para modernizar el establecimiento.

Luminoso sobre la azotea

Hay que destacar que, durante la Guerra Civil Española, de 1936 a 1939, el Ritz fue convertido en hospital militar. Y después, como muchos palacios de aristócratas madrileños fueron devastados en la contienda, durante el periodo de restauración de los mismos, sus habitantes estuvieron residiendo en el Ritz, y algunos, se hallaban tan confortables en las instalaciones, que prolongaron su estancia durante largos periodos de tiempo.

Más tarde, en 1979, Yaser Arafat, el líder palestino, dio aquí su primera conferencia de prensa en el mes deseptiembre, y en una visita posterior, en 1989, recibió a tantos personajes políticos que se puede decir que instaló su oficina política itinerante en el Hotel Ritz. Posteriormente, en 1991, cuanto tuvo lugar en Madrid la Conferencia de Paz de Oriente Medio, muchas delegaciones internacionales de mandatarios se alojaron en el hotel, donde incluso se organizaron algunas reuniones informales.

Vista desde la Plaza de la Lealtad

En 2003, tras un corto espacio de tiempo como “Hotel Meridian”, fue adquirido por el grupo Orient-Express, y al cambiar la denominación de éste, en 2014, por Belmond, el hotel se convierte en “Hotel Ritz by Belmond”. Finalmente, en 2015 pasa a manos de Mandarín Oriental y el Grupo Olayan, con lo que se convierte en parte de la colección de Mandarín Oriental Hotel Group.

El 28 de febrero de 2018, el hotel cerró sus puertas para afrontar una reforma integral de sus instalaciones, cuyas obras se han encargado a la constructora Grupo San José, por un valor inicial de 99 millones de euros.

Aunque la finalización de las mismas estaba prevista para finales de 2019, debido a un derrumbamiento de una de las fachadas interiores en septiembre de 2018, el término de la rehabilitación se ha pospuesto hasta mediados de 2020.

Hotel Ritz

Os voy a detallar, bueno, más bien, a resumir, las características de este fabuloso hotel. La entrada se realiza por la fachada principal, que da a la Plaza de la Lealtad, y tras atravesar la preciosa puerta giratoria de cuatro aspas, entras como en otro mundo, donde el refinamiento y la elegancia te atrapan en un ambiente de paz y tranquilidad, difícilmente imaginable para los que no habíamos disfrutado anteriormente de semejante sensación. Estamos en el Lobby, donde lo primero que ves, es una impresionante mesa circular de caoba con un precioso centro floral.

Detalle de la otra cúpula

El Lobby esta circundado por ocho columnas dóricas con capiteles adornados con pan de oro. De esta estancia parte la escalera principal, y se hallan la Conserjería, atendida por uno o dos empleados, lujosamente engalanados con sendos fracs, y la recepción, discretamente oculta en una esquina. Ambas están realizadas en maderas nobles y mármol. Este amplio espacio del Lobby, de planta circular, se abre, en uno de sus lados, al impresionante Hall.

Esta espectacular estancia, se divide en dos, Hall Alto y Bajo, y en ellos destaca la elegante y, al mismo tiempo, acogedora decoración con comodísimos sillones y butacas (doy fe), antiguos y preciosos relojes, un bonito cofre de Luis XV, algunos jarrones chinos de gran valor, todo ello presidido, en el fondo de la sala, por la bella hornacina donde descansa la escultura de la Diosa Diana Cazadora.

Entrada al Hotel

Aquí es donde los clientes, atraídos por el sosiego de la sala, y acompañados de una suave música interpretada en un primoroso piano de cola, mantienen reuniones o incluso toman el aperitivo o el té por la tarde, y también el clásico y madrileñísimo chocolate con churros caseros.

En el Hall, en su parte derecha, se abre una puerta que nos lleva al pequeño pero encantador Bar Velázquez. Sus paredes están recubiertas de maderas nobles, y decoradas con retratos de celebridades que se alojaron en el hotel, y comodísimos sillones de piel y telas de color rojo y verde oscuro. Por cierto, es el primer Krug Bar de todo el mundo, donde degustar el famoso y excelente champán Krug, en sus variedades Grande Cuveé, Rose y Collection 1989, rodeado de una atmósfera que invita a la paz y el sosiego.

Lobby

Del Hall, pasamos al Restaurante Goya, que tiene entrada por el Lobby. En él se puede apreciar una de las mejores cocinas de la capital, a cargo del chef Jorge González Carmona, un cocinero vasco, formado en los mejores restaurantes de Europa, con varias estrellas Michelin. La Carta que nos presenta está abierta al gusto culinario internacional, donde se potencian platos de la cocina española, preponderantemente mediterráneos, con un ligero toque de influencia de cocina vasca y francesa.

En temporada de bonanza climática, el Restaurante Goya se abre a los Jardines mediante la Terraza, cubierta por mesas con mantelerías de hilo, sillones de mimbre blanco, y almohadones y toldos de color azul intenso.

Hall

Partiendo de la Terraza, bajamos por las escaleras de mármol, que circundan a la pequeña pero preciosa fontana, también de mármol, y llegamos a los Jardines del Ritz, donde se pueden degustar unas magníficas tapas, rodeados por el romántico escenario que nos proporcionan el pequeño estanque que forman las aguas que caen de la fuente, con plantas y flores acuáticas, y “vigilados” por los espectaculares árboles autóctonos, especies únicas, cedidos por el Real Jardín Botánico.

Del Hall Bajo, se accede a uno de los salones más pequeños, con capacidad para 25 personas, como máximo, inspirado en los clubes ingleses, con chimenea, paredes cubiertas de madera y fotos con motivos de caza. Entre el Hall y los dos salones principales está el Salón de Tapices, llamado así por dos inmensos “paños”, de G. Stuyck, encargados a la Real Fábrica de Tapices en 1948.

También desde el Hall se entra al Salón Alfonso XIII, un amplio y elegante salón para banquetes, para 180 comensales. Tiene dos fabulosos tapices del siglo XVII, uno francés y otro flamenco, y una valiosa alfombra en tonos azules. Luego está el Salón Felipe IV, con capacidad para 200 personas, y con acceso al jardín. El suelo es de parqué, las paredes están cubiertas de mármol, y tiene dos grandes columnas.

De entre los salones, destaca el Salón Real, el más grande de todos, con capacidad para 500 personas en cócteles y 250 para cenas de gala con música y baile. Tiene grandes ventanales, y un techo ricamente ornamentado con adornos dorados de yeso. El suelo es de parqué, bellamente adornado con el escudo del Ritz, realizado en marquetería, con la particularidad de tener una ligera modificación respecto al escudo habitual del hotel, pues la corona no está cerrada, sino abierta, como la que llevaban los aristócratas en sus trajes, puesto que, tras la Guerra Civil, el dueño del hotel decidió hacer este cambio para evitar problemas con el nuevo régimen.

Bar Velázquez

En cuanto al alojamiento, el Hotel Ritz cuenta con 162 habitaciones, 42 de las cuales son suites, todas ellas con un alto estándar de elegancia y comodidad, vestidas con un importante mobiliario y lujosos tejidos que adornan las paredes, acordes en colorido con las alfombras, hechas a mano en la Real Fábrica de Tapices o, más recientemente, las elaboradas en la granadina fábrica de La Alpujarreña.

La decoración es a base de antigüedades, adornos en nobles metales, cerámicas orientales, candelabros de cristal, relojes antiguos e importantes y valiosos cuadros. Las camas están cubiertas con colchas exquisitamente tejidas y las sábanas están confeccionadas con lino irlandés, con el anagrama del hotel bordado en seda. Las ventanas y balcones tienen doble acristalamiento, y cada habitación cuenta con los mejores servicios de minibar, televisión y caja fuerte. Los baños son de mármol blanco y su grifería es de metales nobles, y los productos de aseo de las suites son de las marcas Acqua di Parma y Penhaligon’s.

Hay varios rasgos distintivos en las habitaciones. Por ejemplo, las bolsas de la colada no son de plástico, sino de tela de piqué, con el número de cada habitación bordado a mano. Hay también un paraguas del Ritz en cada habitación, así como un cepillo para ropa y un calzador, ambos de piel, y cada huésped tiene un albornoz y unas zapatillas bordadas con el escudo del hotel, y si es un cliente frecuente, también está personalizado con sus iniciales.

Mención aparte merece la Suite Real, la cual es la única que pude visitar, y que consta de un recibidor, dos impresionantes salones, dos amplios dormitorios, y tres cuartos de baño. Tiene una gran alfombra confeccionada a mano, y las paredes están cubiertas con telas de Damasco, y los techos tienen cornisas decoradas con pan de oro. Tiene chimeneas de mármol, valiosas antigüedades, mobiliario de época, cuadros y grabados, relojes franceses, jarrones chinos del siglo XVIII y atractivos espejos.

Restaurante Goya

Etiqueta Ritz

La “Etiqueta Ritz”, es una serie de códigos y normas, muy estrictos, que impuso la familia Marquet para cuidar la imagen, intimidad, confort y tranquilidad de sus clientes, todos ellos del más alto rango social. Las personas que no se ajustaban a estos cánones impuestos por la dirección del hotel eran “etiquetados” con las siglas NTR (“No Tipo Ritz”). Se impuso, por ejemplo, un código de vestuario, por el cual los clientes debían ser servidos de forma impecable, con decoro, elegancia y estilo, lo que supuso el establecimiento de unas normas para el personal.

Asimismo, los clientes debían llevar corbata, en el caso de los hombres, y las mujeres no podían llevar pantalones. Estas normas trajeron consigo muchos malentendidos y anécdotas, como el protagonizado por el director de orquesta Herbert von Karajan, que siempre vestía elegantemente, pero con jerséis de cuello alto. Un día, al entrar en el restaurante, un camarero, un poco avergonzado, le dijo que no le serviría si no se ponía corbata. Esto enfadó al músico, que abandonó el hotel al día siguiente, advirtiendo que habían perdido a un cliente. No obstante, regresó al año siguiente, y reservó su misma habitación de siempre.

Suite Junior (Habitación 215)

Otra de las normas era que sólo estaba permitido fumar en el Hall, y nunca en el restaurante. Tampoco se admitían animales, lo que llevó a problemas con el actor Gene Kelly, que decidió no alojarse en el Ritz y marchar a otro establecimiento. Los viajes en grupo tampoco estaban admitidos, aunque debido a razones económicas, tuvieron que aceptarse, eso sí, con la particularidad de que estos grupos no llegasen al hotel en autobús, sino en taxi y, además, no podían congregarse en las zonas comunes.

Un capítulo aparte merece el caso de los artistas y toreros. Tenían prohibida su estancia, debido a sus coloridos atuendos y a los numerosos fans que los acompañaban. Aunque, en realidad, había excepciones con algunos actores por ser considerados caballeros como, por ejemplo, Leslie Howard, Henry Fonda, Lawrence Olivier (que era Lord), Cary Grant (que vestía impecablemente), James Stuart (que reservaba como General James de la Armada Americana), Orson Welles o Richard Burton.

En la actualidad, el NTR está en desuso, pues los tiempos han cambiado y ya no se puede juzgar a una persona por su forma de vestir, pero dado el carácter de la clientela habitual del Ritz, la elegancia y refinamiento permanecen inalterados.

Uno de los salones de la Suite Real
Visitas Reales

El Hotel Ritz ha sido considerado desde su inauguración, como he comentado anteriormente, un hotel con la etiqueta de REAL. Muchas han sido las visitas de la monarquía, tanto española como extranjera, que ha recibido el Hotel Ritz a lo largo de su historia. Comenzando con el rey D. Alfonso XIII, que fue el precursor de su construcción, e incluso cuando falleció en Roma, el Ritz fue elegido para colocar un libro donde la gente podía expresar sus condolencias.

Los anteriores reyes, D. Juan Carlos I y Dª Sofía, acudieron en bastantes ocasiones, tanto en banquetes oficiales como de mera visita a otros miembros de la realeza de otras naciones, como, por ejemplo, cuando se alojaron el Príncipe Carlos y la Princesa Diana en 1987. Hay que destacar que Juan Carlos I, incluso antes de ser rey, era un asiduo visitante de la peluquería del Ritz, donde gustaba arreglarse el pelo.

Otros visitantes reales fueron los Duques de Windsor, invitados por el General Franco en 1940, que se hospedaron en la suite 511-512, y siempre ocupaban la misma cada vez que se alojaron en el Ritz. También fueron asiduos visitantes del Hotel los Príncipes de Mónaco, Rainiero y Grace, quienes además celebraron aquí su luna de miel.

Suite de Luxe (Habitación 506)

Una de las visitas más curiosas fue, sin duda, la del Maharajá de Kapurthala y su esposa, la bailarina española Anita Delgado, de la que se enamoró en 1906 cuando vino a la boda de Alfonso XIII. También hay que destacar la presencia del Emperador Haile Selassie de Etiopía, que causó gran revuelo e inquietud en más de un empleado del Hotel, pues, según las normas de su país, nadie podía abandonar su presencia mostrándole la espalda, no podía mirársele directamente a los ojos, y no se podía tener con él, ningún contacto físico, lo que supuso la incomodidad a la hora de servir a tan ilustre personaje.

No puedo obviar el alojamiento de diversas Casa Reales, con motivo de la boda entre Don Felipe VI y Doña Leticia, 24 delegaciones en total, entre las que destacan las Casas Reales de Suecia, Noruega, Dinamarca, Reino Unido, Marruecos, los Grandes Duques de Luxemburgo, los Príncipes de Mónaco, el Emperador de Japón, y cabezas coronadas de Omán, Arabia Saudita e Italia.

Ya que he mencionado al Rey Don Felipe VI, hay que decir que el 12 de octubre, durante las fiestas de la Hispanidad, cuyo desfile se celebra en el Paseo del Prado, el Ritz prepara todos los años un pequeño salón para S.M. en caso que éste quiera disponer de él.

Salon de la Suite de Luxe (habitación 506)

Otras visitas importantes

Pero no sólo las monarquías se han alojado en el Hotel Ritz. Muchos otros personajes importantes de la política, negocios, arte y espectáculos decidieron pernoctar en sus suites durante sus visitas a Madrid.

Hubo políticos como George Bush, Margaret Thatcher, Fidel Castro, Vladimir Putin, Mijail Gorbachov, Eva Peron, Nelson Mandela, Helmut Kohl, Evo Morales, Michelle Bachelet, Bill Clinton o Tony Blair, entre otros muchos.

O grandes personajes del mundo de la música, como Von Karajan, Frank Sinatra, Paul Mc Cartney, Plácido Domingo, Madonna, Cher, Gloria Estefan, Barbra Streisand, Jennifer Lopez, Daniel Baremboim, Spice Girls, Elthon John, Justin Bieber, y así un largo etcétera. También escritores y Pintores como Dalí, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Fernando Botero, Paulo Coelho, Ken Follet, Buero Vallejo o Isabel Allende, por poner un ejemplo.

Por no obviar la ingente cantidad de actores y actrices de cine y teatro, como Richard Burton, Gina Lollobrigida, Orson Welles, Rita Hayworth, Anthony Quinn, Sofía Loren, AvaGadner, Woody Allen, Kirk Douglas, Dustin Hofman, Leonardo Di Caprio, Burt Lancaster, Monica Bellucci, Tom Cruise, Michael Caine, Emma Thompson, Pierce Brosnan, Sophie Marceau, Robert Redford, Shirley MacLaine…

Y una innumerable lista de personajes más, a los que también se unen eminencias de las ciencias, la empresa, los negocios y la moda, como Norman Foster, Selman A. Waskman, Alexander Fleming, Nelson Rockefeller, Christina Onassis, Steve Hawkins, Malcom Forbes, Carolina Herrera, Manolo Blanhik, John Galliano, Emmanuele Ungaro, Vittorio & Luccino, Oscar de la Renta, Yves Saint Laurent, Noemi Campbell, Elizabeth Hurley…

En resumen, un sinfín de personalidades de todos los ámbitos que han dado, si cabe, un poco más de lustre a la impecable historia de este lujoso y magnífico establecimiento madrileño.

Salón de Té de la Suite Real

Intrahistoria

Ya sabéis que, aparte de la historia de los lugares que os “descubro”, me gusta contaros anécdotas e historietas, que nada tienen que ver con la entidad en cuestión, pero que están relacionadas con él. Con el Hotel Ritz hay muchas, muchísimas, pero sólo os voy a detallar unas cuantas que me ha facilitado la Dirección, y que no menoscaban ni la integridad del Ritz, ni de los protagonistas.

+ En 1984, cuando se alojó en el hotel el compositor y director Leonard Bernstein, la dirección cambio a propósito de lugar el piano del Hall, y lo colocó a la entrada del restaurante, esperando que no se podría resistir a tocarlo. Y así sucedió. Tocó unas notas, pero se quejó de que estaba desafinado, por lo que se llamó al afinador, quien descubrió que Bernstein tenía razón, pues el pianista del hotel se había dejado olvidado un plato de postre encima de las cuerdas del piano.

+ Frank Sinatra, en 1986, vino a dar un concierto a Madrid, pero al ver la escasa venta de localidades, repartió muchas invitaciones entre los empleados del hotel.

Dormitorio de la Suite Real

+ Leslie Howard, para pasar inadvertido delante de los muchos fans que le aguardaban a la salida del hotel, se disfrazaba de viejo, y nunca lo reconocieron.

+ Linda Fiorentino, actriz norteamericana, no pudo dormir en toda la noche por el nerviosismo de ver desde su habitación el Museo del Prado iluminado.

+ En 1948, Alexander Fleming quedó prendado de los callos a la madrileña, por lo que el chef tuvo que prepararle algunos contenedores para que se los llevase a Inglaterra.

+ Antonio Banderas celebró su primera boda en el Ritz, y se sintió distinguido porque sabía que antiguamente no se admitían actores, y por eso eligió el Ritz para su enlace.

+ Un caso curioso fue el de los empresarios venezolanos Gustavo y Ricardo Cisneros, que alquilaron la Suite Real durante un año entero por 450.000 pts. por noche, aunque no durmieron allí ni un sólo día, y la convirtieron en su oficina de negocios.

Salón  de Té de la Suite Real

+ Fidel Castro, alojado en la suite 206, en 1992, rechazó todas las peticiones de visitas oficiales, y sólo recibió a un comité de empleados del Ritz.

+ El Barón Heini von Thyssen-Bornemisza, mantuvo una reunión con el gobierno español en la Suite Real, donde estaba alojado, para tratar el traslado de su colección de arte a Madrid.

+ Malcom Forbes, coleccionista de arte y editor de la revista Forbes, en 1989 visitó Madrid, y como era un apasionado de las motos Harley Davidson, durante su estancia aparcó ¡15 motos! a la entrada del hotel.

Terraza y Jardines del Ritz

Bien, queridos amigos. Os he desgranado, dentro de mis posibilidades, las magnificencias de esta elegante institución que es el Hotel Ritz Madrid. Desgraciadamente, Manolo no pudo realizar fotos ni video en el interior porque debido a la regla suprema, tanto del Ritz, como de “Blog de Madriles”, de MOLESTIAS CERO, al permanecer clientes en los lugares comunes, fue imposible hacerlo. No obstante, quiero agradecer al Hotel Ritz, y en especial a Inma Casado de Amezúa Fernández-Amigo (Directora de Relaciones Públicas), quien nos enseño todas las estancias, incluida la Suite Real (de la cual se pudieron obtener imágenes pero que resultaron de mala calidad), y facilitó toda la información y las fotos para poder realizar este artículo. Sólo me falta citaros para el próximo artículo. Os espero, no faltéis, y recordad… ¡PASO LISTA! Saludos gatunos

 
 
Fuentes: 
Texto:    + Información cedida por Hotel Ritz Madrid.
Fotos y vídeo: + Manolo G. Sanahuja
                        + Imágenes del interior cedidas por Hotel Ritz para reportaje y vídeo

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