Barrio de las letras


Hoy vamos a pasear por Madrid. Os propongo una de las rutas que sigo desde hace años y que, por avatares del destino, últimamente se ha convertido en uno de los caminos que más promocionados para los turistas, desde que se descubrió la tumba de Cervantes. Os hablo de la visita a las casas donde vivieron o murieron, o sitios donde están enterrados, los escritores españoles del Siglo de Oro, en el Barrio de las Letras.

Comenzamos, como no podía ser de otra forma, en la estatua de Pedro Calderón de la Barca (0), sita en la preciosa plaza de Santa Ana, uno de los lugares indispensables del tapeo madrileño, pues son innumerables sus terracitas, siempre llenas de turistas y nativos en busca de un refrigerio. Aquí se halla también el majestuoso Teatro Español (1), donde nuestros literatos estrenaron algunas de sus obras en lo que anteriormente fue el Corral de Comedias del Príncipe.

Desde aquí, nos metemos por la calle del Príncipe, dirección a la calle de las Huertas donde, justo de frente, nos encontramos con uno de los bares más antiguos y con más solera de la capital, Casa Alberto (2), en cuyo edificio, Miguel de Cervantes escribió alguna de sus obrass más famosas, y aprovechamos esta tesitura para tomarnos un vermut antes de proseguir camino. Pero sólo uno, porque cuando salgamos y enfilemos Huertas hacia abajo, tendremos que andar despejados para leer los fragmentos de algunas obras que enlosan ciertos tramos de esta vía pública, y la correspondiente biografía del autor, escrita en relieve sobre bronce, en alguna de las paredes de las casas de alrededor, lo que da un aspecto literario singular a esta calle, antaño zona inevitable del copeo madrileño nocturno, aunque en la actualidad venido a menos, pero manteniendo algunos “garitos” entrañables.

Siguiendo nuestro camino, bajando por esta famosa calle, a unos 200 metros, nos encontramos con la calle del León, lugar que cobija, unos metros a la izquierda, a la Taberna del León de Oro (3), antigua panadería y hoy cervecería irlandesa, que aunque en su fachada nos ilustra con retratos de los más insignes escritores españoles del pasado, nada tiene que ver con el mundo de las letras. De todos modos, no es mal sitio para tomarse una cerveza de importación, o incluso nacional, en un ambiente agradable, aunque eso sí, un poco oscuro.

Justo enfrente de la Taberna, comienza la calle de Cervantes, en cuyo primer edificio a la derecha, nos encontramos una placa que nos indica que en ese mismo lugar, estuvo la casa (4) donde el genio creador de El Quijote, residió en sus últimos años y finalmente falleció.

En esta misma calle, y unos metros más adelante, en el lado izquierdo, podemos contemplar la Casa Museo de Lope de Vega (5), lugar dónde el Fénix de los Ingenios (así apodado por su “rival” Miguel de Cervantes), vivió y murió. La casa ha sufrido varias reformas, aunque tras sucesivas transformaciones, finalmente fue en 1935, cuando se construyó el Museo, dejando varias estancias de forma similar a cuando estaba habitada, eso sí, completamente renovadas, pero quedando algunos enseres, también reformados, de la época del escritor.

Cuando salimos del Museo, nos encontramos de bruces con la calle de Quevedo. ¿Por qué se llamará así esta calle?. Claro está, porque en ella tuvo su casa (7) Francisco de Quevedo y Villegas, y una placa conmemorativa del Ayuntamiento de Madrid lo certifica. He dicho tuvo su casa, pero nunca residió, y aquí viene la anécdota que explica por qué. En este edificio, vivía de alquiler Luis de Góngora, el máximo enemigo literario de Quevedo. Cuando este se enteró, compró la casa por más del doble de su valor, y cuando ya fue dueño, echó sin miramientos al ilustre inquilino, que quedó en la calle sin lugar donde cobijarse por las noches.

Aquí, si se nos ha hecho un poco tarde, podemos cenar en la Taberna Zeraín (6), donde podremos disfrutar de la famosa cocina vasca con una calidad excelente. 

Después de deleitarnos con sus manjares, nos encaminamos a la izquierda y llegamos a la calle de Lope de Vega, justo al Convento de las Hermanas Trinitarias (8), lugar donde está enterrado Miguel de Cervantes. Hasta hace poco, se sabía que estaba ahí enterrado, por cierta documentación de la época, pero no se habían encontrado sus restos. Pero hace unos años, los científicos y antropólogos, han logrado descubrir el lugar exacto donde se encontraba la tumba y han encontrado algunos huesos todavía no excesivamente dañados por el paso del tiempo. Fue la noticia cultural del año 2.015, y probablemente la mejor noticia para la Literatura Española en las últimas décadas.

 

Bajando por esta calle, y rodeando el Convento por la Cuesta de las Trinitarias, nos encontramos de nuevo con la calle de las Huertas, y bajando por ella unos metros, comienza la Costanilla de los Desamparados, que finaliza en la calle de Atocha, y en cuya esquina está la Iglesia de San Salvador, que forma parte del edificio donde estaba la antigua imprenta de Juan de la Cuesta (9), lugar donde se realizó la edición príncipe del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, el libro más Universal de la Literatura Española de todos los tiempos. Actualmente, en este lugar se encuentra la Sociedad Cervantina de Madrid.

En frente de este edificio, comienza la calle de San Eugenio, lugar donde estaba, según una placa colocada por el Ayuntamiento, otra imprenta de Juan de la Cuesta (10), lugar donde se publicó la segunda edición del Quijote. Esta calle finaliza en la calle de Santa Isabel, donde se encuentra, a la derecha y unas decenas de metros más adelante, el antiguo Cine Doré (11), sede actual de la Filmoteca Nacional.

Después de esta parada, subimos por la derecha hasta la Plaza de Antón Martín, donde se encuentra el monumento más feo que ha existido en la ciudad de Madrid, el que hace homenaje a los abogados laboralistas asesinados (13) en un edificio cercano en 1977. Lo dejamos atrás, y subimos por la calle de Atocha, hasta el número 39, donde se localiza la Iglesia de San Sebastián (14), lugar donde está enterrado Lope de Vega. Al principio estaba en un nicho sufragado por el Duque de Sessa, pero años después, ante el impago de este, el cuerpo de Lope fue depositado en una fosa común, de ahí la imposibilidad de encontrar y separar los restos exactos del escritor.

Y con esto terminamos nuestro paseo de hoy. Una gira que, como ya os comenté al principio, es muy transitada por los turistas que desean una visita cultural por Madrid. Os dejo hasta el próximo paseo madrileño y espero que con esto, tengáis un punto de partida diferente e interesante para conocer la Capital. 

 
 
 
 
 
 
 
 

0 comentarios

  1. Si ya Madrid siempre me parece una ciudad llena de sorpresas, contigo de guía ya es inmejorable…esta ruta me ha encantado y me la apunto para cuando vayamos…me ha parecido muy interesante
    Mis hijos te piden un post sobre la casa del Ratoncito Pérez jaaajaa ( Cada uno lo que le interesa claro),un bsazo

  2. Excelente iniciativa e ilustrativo tu peripatética lección sobre un trocito de nuestro Poblachon Manchego que a pesar de frecuentarlo, me servirá para fijarme en futuras visitas; Por cierto, en San Sebastián no se casó el gran romántico Gustavo Adolfo Dominguez Bastida Inchausti Bargas Becquer? y respecto al nada agraciado monumento de Antón Martín ( allí tuve el placer de conocerte y saludarte, aunque no fuesen muy ortodosas mis formas, cuando salías de los dominios de GEA ). De fútbol hoy, mejor me callo, Felicidades por lo de anoche y ojalá llegueis a Múnich! Saludos, Manuel !

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