Tablao Flamenco Villa-Rosa (Tablao Flamenco 1911)

Saludos gatunos amigos. En mis investigaciones por los sitios más curiosos, recónditos y con solera de Madrid, hoy nos adentramos en el mundo del flamenco, quizás en el templo madrileño más afamado y con más tronío del cante hondo de la Capital, el TABLAO FLAMENCO VILLA-ROSA, conocido en su época como la “Catedral del Flamenco”, cuyo  nombre actualmente ha cambiado a TABLAO FLAMENCO 1911. En dicho local han actuado las voces más prestigiosas y han bailado las figuras más importantes de este arte, por lo que han dejado miles de anécdotas que os voy a descubrir seguidamente, así como su variada y apasionante historia que, a más de uno, dejará boquiabierto.

Villa-Rosa es el tablao más antiguo de España, fundado en 1911, en el lugar donde estaba un viejo molino de chocolate, en lo que ahora es la Plaza de Santa Ana, número 15, esquina con las calles Núñez de Arce y Álvarez Gato, llamada por los castizos, “Callejón del Gato”. Sus primeros dueños fueron los picadores Farfán y Céntimo junto con el banderillero Alvaradito, y estuvo funcionando como freiduría andaluza y bar de tapas y chatos hasta 1918, cuando se trapasó al valenciano Rafael Marcos Colombí, que lo utilizó como restaurante.

Un año después, en 1919, el local pasó a manos de dos camareros del cercano bar Viña, P. Antonio Torres y Tomás Pajares quienes lo transformaron totalmente. Instalaron un precioso mostrador de madera labrada y un artístico artesonado sostenido por columnas sobre las que cabalgan arcos apuntados lobulados de gran vistosidad, que rememoran a la Alhambra de Granada, y unas paredes policromadas de azulejos, todo con estilo arábigo andaluz. Estos arcos llaman la atención desde el primer momento pues son algo con lo que te topas nada más entrar por la puerta. Las paredes están cubiertas de mosaicos, pintados sobre azulejos con escenas de temática flamenca y taurina y fueron realizadas por los mejores ceramistas de Madrid de aquella época, Antonio Ruiz de Luna y Julián Santacruz. De hecho, Antonio Ruiz fue el autor y creador de todas las cerámicas que indican los nombres de todas las calles de la de la zona centro de Madrid. La fachada exterior está formada por cuadros y relieves de azulejos cerámicos, también pintados, que representan a Colón, La Plaza de España sevillana, La Alambra, Córdoba, La Cibeles, El Retiro, los Jardines de Murillo y Málaga desde el monte de Sancha. Fue creada en 1927 por el maestro sevillano Alfonso Romero Mesa.

En 1921 se disolvió la sociedad entre Torres y Pajares, quedándose éste último con el local. En este tiempo emerge la figura del Don Antonio Chacón, cantaor jerezano que recoge toda la tradición flamenca de los grandes maestros del XIX como Silverio, o Enrique el Mellizo, aportando una nueva estética y alejándose de la clásica imagen del cantaor con patillas de boca de hacha y aspecto de bandolero, pues era un hombre de exquisita educación, refinado, culto, que frecuentaba las reuniones de los intelectuales de su época y vestía con elegancia. Por aquel entonces, no estaban en su mejor momento, sus relaciones con el propietario de Los Gabrieles, local de la calle Echegaray donde Chacón representaba su arte y donde era considerado el “Papa” del flamenco. Tomás Pajares, sabedor de ésta circunstancia y del éxito del local debido a la presencia de Chacón, ofreció Villa-Rosa al gran cantaor para que dispusiera de él a su gusto y Don Antonio firmó un contrato que le uniría de forma permanente a nuestro garito.

La contratación del cantaor trajo consigo la llegada de todo su séquito de bailaores, guitarristas, cantaores y aficionados, de notable poder económico, que iniciaron la leyenda del que se convertirá en el templo del flamenco en Madrid. Desde entonces en Villa-Rosa se escucharon a los mejores cantaores y guitarristas, todos ellos capitaneados por D. Antonio Chacón, considerado el Rey del Cante Flamenco Andaluz, convirtiéndose en centro de reunión donde alternaban los viejos maestros consagrados con las nuevas generaciones.


Los “señoritos” amantes del flamenco, pasaban noches deleitándose con el cante, el baile y la guitarra. Acudían al colmao donde alternaban con los artistas y, entre cantes, toques y chatos, se fijaban en ellos, los elegían y contrataban para actuar de forma exclusiva, en las salas privadas que había en la planta de abajo. Una de estas salas, la más importante, se llamaba Sala del Quijote, y a ella acudían para audiciones privadas, personajes ilustres como más adelante os desvelaré. Este carácter de privacidad es elemental en una época en la que el flamenco todavía seguía siendo mal visto por las altas esferas sociales, envuelto en turbias leyendas y etiquetado como un género de baja estofa. Es más, muchos de estos “ricachones”, aprovechaban sus visitas al local para liberar sus instintos en el primer piso del edificio, con sus respectivas amantes o con alguna “mujer de moral distraída” de las muchas que frecuentaban el Tablao en busca de “amigos” a los que consolar y con ello, llenar un poco sus esquilmadas bolsas de ahorros.

Don Antonio Chacón siguió reinando en Villa-Rosa hasta que falleció en 1929 pero el local continuó siendo el centro del flamenco madrileño, hasta 1963, en que cerró sus puertas, aunque volvió a abrir un año después, hasta los años 70, aunque sin el esplendor de antaño. Posteriormente, en los 80, se reabre como sala de fiestas y vive los mejores años de la movida, de tal forma que el cineasta español Pedro Almodóvar graba una escena de su afamada película “Tacones Lejanos”, en la que intervienen el cantante Miguel Bosé y las actrices Victoria Abril y Marisa Paredes. En esta época, ya fue cuando mi negro Manolo empezó a frecuentar el lugar, pues era un sitio muy animado y le pillaba cerca de casa. La primera vez que entró, segúnme dijo, quedó maravillado por la estética y la hermosura de su decoración, techos, arcos, murales… lo que contribuyó a que repitise sus visitas en varias ocasiones, sin tener ni idea de que se encontraba en un lugar con tanta historia, tronío, leyendas y anécdotas.

De octubre de 2002 a mayo de 2009, siendo todavía sala de fiestas, las actividades flamencas se reanudaron de la mano del mismo equipo, bajo la dirección artística del propietario de la sala Juglar, Javier Guerra, que estuvo estos siete años programando recitales de flamenco tres días a la semana, con notable éxito. Aunque los espectáculos eran buenos y de calidad artística, el precio que debía pagar el Director Artístico por alquilar Villa-Rosa, 3 horas al día durante 3 días a la semana era muy elevado y al alternarse la actividad de sala de fiestas con la de Tablao Flamenco no consiguió posicionarse como esperaba por lo que finalmente en 2009 Villa-Rosa deja de ofrecer espectáculos flamencos.

La vida como sala de fiestas llegó a su fin el 10 de marzo de 2011, cuando uno de los más importantes empresarios hosteleros de la zona y amante del flamenco, D. Jesús Rodríguez Cerezal, se hace al mando, con el claro objetivo de que Villa-Rosa fuese aquello para lo que se creó y tiene que seguir siendo: El Santuario del Flamenco en Madrid. Convirtió la sala nuevamente en Tablao, ofreciendo buena gastronomía española y espectáculos de altísima calidad todos los días, con artistas de reconocido prestigio nacional e internacional y bajo la dirección artística del coreógrafo y bailaor flamenco Jonatan Miró.

Y hasta aquí la historia “oficial” del establecimiento. Pero como decía Don Miguel de Unamuno, toda historia tiene una intrahistoria, una leyenda que va de boca en boca y no se documenta, sino que pertenece a la memoria colectiva, en este caso del pueblo de Madrid, y que adorna y da lustre a la realidad existente. Y Villa-Rosa no es una excepción. Una intrahistoria muy interesante rodea al local desde sus inicios, y es lo que ahora os voy a desgranar levemente.

El primer ejemplo que os puedo contar, fue el devenir del fantástico cantaor Miguel de Molina, que empezó trabajando aquí, pero no como exponente del cante hondo, no. Sus inicios fueron de “salvacarteras”, profesión en la actualidad en desuso. Es lo que actualmente pudiera ser “vigilante”, para que no hubiese robos y sustracciones en los salones. Su hallazgo se produjo en uno de los descansos del personal, cuando le oyeron cantar sus jefes, y quedaron asombrados de su voz y su arte, por lo que fue contratado para otro menester del que desarrollaba habitualmente. Un caso parecido fue el de Juanito Valderrama, que comenzó trabajando de camarero, y fue descubierto por pura casualidad cuando estaba cantando en el vestuario del personal.

Según contaba Rebeca, la Directora de Marketing de Villa-Rosa y la guía particular en el primer “viaje” de Manolo por los escondidos rincones de la historia de este templo del flamenco, hace poco pasó por el local un señor, bastante mayor, creo que se llamaba Pepe Moreno, que le contó que en sus años mozos, fue cliente habitual del Tablao, con la intención de aprender y hacerse cantaor, y que conoció en persona a muchos de los cantaores más famosos de aquellos años, entre ellos, Miguel de Molina, quien le enseñó un ejercicio para equalizar la voz. Tenía que ponerse a entonar frente a un rincón, y así, con la reverberación del sonido, podía ajustar sus tonos y sus timbres.

Fueron innumerables los clientes famosos que pasaron por estas salas para deleitarse con las actuaciones flamencas. Bohemios norteamericanos como Hemingway; actrices de Hollywood atraídas por los toros y el flamenco como Ava Gadner que, según las leyendas que corren por ahí, dio mucho que hablar en Villa-Rosa; gente del mundo del toreo, como Luís Miguel Dominguín; de la militancia política, como José Antonio Primo de Rivera; e incluso miembros de la monarquía, pues el rey Alfonso XIII, en sus numerosas correrías nocturnas por los garitos y lugares de fiesta de la Capital, era asiduo a este local.

Hay una historia que dice que Su Majestad, accedía a Villa-Rosa por los pasadizos que comunicaban el Tablao y el Palacio Real, para no ser visto abiertamente por el pueblo. De hecho, “mi guía” Rebeca, me enseñó las entradas a los túneles secretos que hay en los bajos del local; justamente se abrían en algunas salas del piso inferior, donde la privacidad de los asistentes era absoluta. Son exactamente tres las entradas, en la actualidad tapiadas completamente, excepto la del Palacio, que dispone de una pequeña portezuela por la que apenas cabe una persona, y en la que, a duras penas, pude admirar el túnel creado por los árabes allá por el siglo X, y que se pierde en la oscuridad y el misterio de los tiempos. Uno de los otros túneles, según parece, iba en la dirección de la Plaza de Neptuno, y el tercero, no se sabe a ciencia cierta por donde discurría.

Las salas estaban decoradas muy vistosamente para acompañar el recreo de quienes las solicitaban. Ya he comentado que había una, la más importante, la Sala Quijote, que era la más grande y estaba adornada por cerámicas muy vistosas. Había otra, cuyo nombre desconozco, que estaba decorada con los mismos azulejos y motivos de las viejas estaciones de metro de Madrid. Todavía se puede observar esta decoración en algún tramo de los pasadizos del metro de Bilbao, y por supuesto, en los de la “estación fantasma” de Chamberí, que no es otra cosa que una vieja estación ya cerrada al público, pero que se puede visitar gratuitamente.

Hay otras anécdotas curiosas, que he creído conveniente no revelaros por respeto al local y a los protagonistas. Algunas son leyenda, con visos de ser realmente ciertas, como las embriagueces de algunas celebridades, o incluso altercados entre ciertos clientes famosos provocados por motivos políticos, y todo un sinfín de historias truculentas, que pertenecen a sus protagonistas, y nada tienen que ver con el local, sus gentes, su prestigio y sus artistas.

Es muy importante destacar que en esta auténtica Catedral del Flamenco, como he comentado que es considerada, actuaron los mejores exponentes tanto del cante como del baile como Antonio “El Chaqueta”, Imperio Argentina, Miguel de Molina, Juanito Valderrama, Antonio Molina, Pastora Imperio, Manolo Caracol, Lola Flores, Antonio Mairena, Pepe Marchena, Paco de Lucía, Juan Varea, Amparo Garrido, Carmen Amaya… La lista es interminable e inigualable. Nombres todos ellos que quedarán para siempre en la memoria de estas paredes y de cuantos amantes del flamenco hayan disfrutado de su arte.

No puedo obviar el elenco de artistas, muy buenos, que actualmente actúan en el Tablao Flamenco Villa-Rosa:

+ Cantaores: Ismael de la Rosa, Juan Debel, Matías López, Antonio Fernández, María Mezcle, Eva Ruíz “La Lebri”, Manuel “El Zambullo”, Manuel Tañé, Gabriel de la Tomasa, David de Jacoba, Juan José Amador, Juañares, Chelo Pantoja, Roberto Lorente, Loreto de Diego, Naike Ponce, Alfredo Tejada, Leo Triviño, David Vázquez, El Trini de la Isla, Mónica “La Chicuela”, Saray Barrul, Eva Durán, Pedro Obregón, Sandra de Paula, Sandra Carrasco,  etc…

+ Guitarristas: Jesús Núñez, Víctor Márquez “El Tomate”, Diego Losada, Pino Losada, Fernando de la Rua, Carlos de Jacoba, Camarón de Pitita, Amir Jhon Addad “El Amir”, Antonia Jiménez, Luis Miguel Manzano, Manuel Cazas, Francisco Vinuesa, Paco Fernández, Juan Habichuela (nieto), Antonio Sánchez, “El Fiti”, Flavio Rodrígues,  etc…

+ Bailaoras: Anabel Moreno, Lucía “La Piñona”, Inmaculada Aranda, Tamar González, Belén de la Quintana, Alejandra Hernández, Soraya Clavijo, Sandra “La Negra”, Elena “La More”, Guadalupe Torres, La Popi, Olga Llorente, Irene “La Sentío”, Claudia Cruz, Olga Pericet, Anabel Rivero, Almudena Serrano, Gema Moneo, Vanesa Coloma, Isabel Rodríguez, Mónica Iglesias, Carmen González, Rosana Romero, Lidón Patiño, etc…

+ Bailaores: David Coria, Pol Vaquero, Adrián Santana, Manuel Liñán, Juan Amaya “El Pelón”, Marco Flores, Pedro Córdoba, David Paniagua, Juan Fernández, Ricardo Moro, José Manuel Álvarez, José Maldonado, José Jurado, Pepe Flores, Pablo Fraile, “El Rapico”, Moisés Navarro, Jesús Carmona, Nino de Los Reyes, Isaac de Los Reyes, El Choro, Stefano Domit, etc. Y como estrella principal, el Director Artístico, JONATAN MIRÓ, una verdadera delicia presenciar su clase, sus formas, sus movimientos y todo su arte, pues tuve la suerte de que actuara un día que asistió Manolo al show con sus amigos rusos Katya y Sasha Garasev, y yo, por supuesto, me las compuse para poder colarme en el local por una  ventana sin ser visto.Sólo me queda agradecer su colaboración y facilidades para hacer este post, en primer lugar a Rebeca García (Directora de marketing & Business Development), auténtica conocedora del lugar y su historia; a David Shavani, quien ha completado algunas de las historias que contó Rebeca, y por supuesto, en general a todo el equipo de personas que componen Tablao Flamenco Villa-Rosa, que se han portado con Manolo de forma excepcional y poniendo a su disposición cualquier cosa que desease.

Queridos amigos, actulmente, el Tablao Flamenco Villa-Rosa ha cambiado de administración y de nombre, y ahora se denomina Tablao Flamenco 1911. Allí podréis seguir viendo, sin duda, el mejor espectáculo flamenco que hay en Madrid hoy en día. Podéis obtener toda la información que queráis en:

? https://tablaoflamenco1911.com/es
?️ reservas@tablaoflamenco1911.com
? +34 914915056 / +34 650635125

https://www.facebook.com/tablaoflamenco1911
https://www.instagram.com/tablaoflamenco1911/

Saludos gatunos.

9 comentarios

  1. Gracias Susanita. La verdad que yo he disfrutado mucho haciéndolo, ha sido apasionante. Y no es por nada, pero creo que me ha quedado bien. Además, es un placer escuchar de tí siempre tantos halagos. Te ailoviu

  2. Hace unos días, una ruta por El Barrio de Las Letras me acercó a Villa-Rosa me ha fascinado complementar, con tu trabajo, lo que el guia me contaba. Gracias y enhorabuena!

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