La Puerta del Sol

Hoy vamos a pasear por Madrid, pero será un paseo corto, donde no caminaremos mucho ni pararemos en muchos sitios a repostar como otras veces, pues sólo daremos una vuelta y pondremos “patas arriba” a la Puerta del Sol, el lugar sin duda más conocido y visitado por cualquier turista que acuda a la Capital. Es el sitio de referencia para iniciar cualquier tour por la ciudad, lugar de encuentro y esparcimiento de cuantos pasean por su amplio espacio, y escenario principal elegido por cuantos “actores de esculturas vivientes” pululan por “la Villa y Corte”. Está rodeada por 10 calles, que fluyen en ella como ríos de personas en busca del “mar capitalino”. Son Carretas, Espoz y Mina, Carrera de San Jerónimo, Alcalá (la calle más larga de Madrid), Montera, Carmen, Preciados, Arenal, Mayor y Correo.

Antes de nada, hay que aclarar algo a algún turista despistado, pues varias veces he oído preguntar por la calle, con mi consiguiente enfado y el de cualquier “gato” que se precie, ¿cómo se va a la “Plaza de Sol”?. Queridos visitantes, se llama PUERTA DEL SOL, y no “plaza de sol”,  y aquí NO HAY NINGUNA PUERTA, lo que pasa que en Madrid somos así de chulos y de castizos y llamamos a esta plaza como nos da la real gana. En realidad, sí había una puerta en la ciudad fortificada de Magerit, allá por el año 1200, que los madrileños llamaron Puerta del Sol, porque estaba orientada hacia donde sale el astro rey. Pero eso no es importante aquí, así que pasemos a la actualidad, y recorramos nuestro pequeño camino.

Como no podía ser de otra forma, partiremos del KM. 0 (0), quizás uno de los sitios más fotografiados de la Capital. Consiste en una placa en la acera, instalada en 1950 y que comenzó a marcar los seis antiguos itinerarios de postas creados en 1720 y más tarde convertidos, en las seis primeras carreteras radiales. La placa antigua fue creada por el artista Cándido Herrero Rico y colocada allí con motivo de la inminente puesta en marcha del Plan REDIA, cuando se midieron las carreteras nacionales para poder balizarlas. Fue renovada en 2009 durante las obras de rehabilitación de la plaza, y se hizo de granito y latón.

Fijamos nuestra vista ahora a la derecha de la plaza (vamos a hacer el trayecto en sentido inverso a las agujas del reloj), y nos encontramos, cruzando la calzada, con una estructura curvada de acero inoxidable y vidrio, innovadora, muy moderna y actual, a la que muchos llaman, incluido quien esto escribe, la “Ballena de Sol” (1), que no es otra cosa sino la marquesina de entrada y salida de la estación de cercanías de Renfe que hay en el subsuelo de la plaza. Ha sido, sin duda, fuente de discusión y debate entre los ciudadanos y algunas asociaciones por su estética y diseño, pues disgusta a algunos por no ir acorde con el estilo de la plaza, y encandila a otros por su modernidad y carácter rompedor. La estación fue construida en 2.009, y se une por el interior con la primera estación de metro que hubo en Madrid, Sol.

Tras ella, nos encontramos con el antiguo edificio donde “reinaba” uno de los carteles luminosos más famosos de esta plaza, y por ende, de Madrid, el entrañable TÍO PEPE, muy querido por todos los madrileños que, por motivos comerciales y de marketing, fue eliminado de su lugar original por los nuevos propietarios de la edificación en cuestión, la compañía informática norteamericana APPLE (2), que compró el inmueble para instalar su tienda más grande de España. Tras tres largos años de obras de rehabilitación, esta tienda fue abierta en 2.014, sin “nuestro querido” Tio Pepe, aunque guardando sintonía arquitectónica con los edificios colindantes. El cartel ha sido ubicado en otro lugar dentro de esta misma plaza, no muy lejos, pero de eso hablaremos más adelante, cuando lleguemos a su localización actual.

Cuando salimos de la tienda de curiosear los Mac, Iphone e Ipad varios, nos dirigimos unos pasos, siempre a la derecha, y nos encontramos con el símbolo ineludible de Madrid, el OSO Y EL MADROÑO (3), que representa las dos figuras heráldicas del escudo de armas de la ciudad. La estatua está realizada en piedra y bronce, pesa aproximadamente 20 toneladas y mide 4 m. de altura. Es obra del escultor Antonio Navarro Santafé y se inauguró en 1967. Tuvo anteriormente dos ubicaciones diferentes, una desde su instalación hasta 1.986, entre la calle de Alcalá y la Carrera de San Jerónimo, más cercana a esta última, y en ese año pasó al principio de la calle del Carmen, hasta 2.009, en que fue trasladada a su espacio actual.

Caminamos un poco y, en el centro de la plaza, justo delante de la calle de El Carmen, nos topamos con la curiosa ESTATUA A CABALLO DE CARLOS III (4), el llamado “Mejor Alcalde de Madrid”, construida por Rodríguez, Zancada y Bañuelos, y situada aquí el 14 de Diciembre de 1.994. El monumento consta de un alto pedestal de piedra caliza de Colmenar de Oreja, sobre una base de granito, sobre el que se apoya la estatua ecuestre del rey, realizada en bronce con un peso de 2.800 kg. Todo el conjunto mide nueve metros de altura y se halla rodeado por una valla. Lo original de esta pieza es la inscripción que rodea el pedestal, en una línea dispuesta de modo helicoidal, formada por 2.000 caracteres en letra romana, de tal manera que para leerla, hay que ir dando tantas vueltas a la estatua como filas ocupa verticalmente el texto, 12 en total. 

Siguiendo nuestro recorrido unos metros, nos detenemos frente al edificio que hay entre las calles de El Carmen y Preciados. Allí es donde se encuentra la nueva ubicación del mencionado, letrero luminoso de TÍO PEPE (5). Este icono publicitario, ideado por el burgalés Luis Pérez Solero, coronó desde 1935 el edificio del número 1 de la Puerta del Sol, y fue nombrado “Patrimonio de la Ciudad” por Alberto Ruiz Gallardón. El 18 de abril de 2011, fue desmontado en piezas y trasladado a un almacén para su restauración y se pensaba, en un principio, que iba a retornar a su ubicación habitual. Pero ante la negativa de la empresa APPLE, de volver a instalarlo en el edificio donde se encontraba, una movilización popular que llegó a recoger más de 50.000 firmas en las redes sociales, hizo que volviera a la plaza que lo vio nacer y así, los propietarios del número 11, situado a unos 130 metros del lugar donde estuvo emplazado casi 80 años, acordaron finalmente con la empresa González Byass, propietaria del rótulo, que sería instalado en su azotea.

Si continuamos adelante, y siempre hacia la derecha, y en la confluencia con la calle del Arenal, nos encontramos con una columna, culminada por LA MARIBLANCA (6). Esta estatua de mármol blanco, de origen incierto, fue comprada por el florentino Ludovico Turchi en 1625, para formar parte de la antigua Fuente de la Fe, que estaba situada frente a la Iglesia del Buen Suceso, ambas desaparecidas. No obstante, se trata de una copia creada en el siglo XX. La original, cuando desapareció la fuente en 1838, fue trasladada, a la Plaza de las Descalzas. Después fue depositada en un almacén donde estuvo almacenada durante años hasta que en 1912, se decidió situarla en los Jardines del Retiro, después pasó al Paseo de Recoletos hasta que, dañada por vandalismo, fue retirada, se restauró y se trasladó al Museo de Historia de Madrid en la calle Fuencarral, y ahora está en la histórica Casa de la Villa de Madrid, antiguo Ayuntamiento. No se sabe bien si se trata de la diosa Diana o Venus, por lo que los madrileños, por su aspecto blanquecino y reluciente le apodaron “la Mariblanca”, nombre que ha quedado para la eternidad.

Muy cerquita de la estatua, y haciendo esquina con la calle Mayor, nos podemos parar a degustar uno de los dulces más exquisitos que se pueden tomar en Madrid, una napolitana de crema en la pastelería LA MALLORQUINA (7). Esta antigua repostería fue fundada en 1.894 por el mallorquín Joan Ripoll, donde presentó al público de “postín” madrileño, los dulces y productos típicos de Baleares, como la ensaimada y la sobrasada, en un ambiente de lujo y exquisitez. De hecho los camareros vestían frac y hablaban en francés, y allí se reunían los personajes más ilustres de la época. Antes de la Guerra Civil Española, se convirtió en un centro de tertulias artísticas y literarias. En la actualidad, delante de sus puertas, se sitúan en diciembre los puestos de loteras para que los turistas adquieran los ilusionantes décimos de la deseada Lotería de Navidad. También, junto con el Km.0 y el Oso y el Madroño, es un sitio donde solemos quedar los madrileños cuando viene algún amigo de fuera, para irnos “de mesones” a la Plaza Mayor o “de tapas” a la Latina.

Y ya llegamos al final de nuestro corto pero interesante paseo, pues regresamos a nuestro punto de partida, el Km. 0, más exactamente, al edificio que hay detrás de él, nada más y nada menos que la REAL CASA DE CORREOS (8), que actualmente alberga la Presidencia de la Comunidad de Madrid y, en tiempos de Franco, la Dirección General de Seguridad y Gobernación, y donde está el reloj más famoso de España, aquél con el que recibimos el nuevo año cada 31 de Diciembre. Este reloj fue inaugurado en el año 1866 por la reina Isabel II con motivo de su cumpleaños. Es obra del relojero español afincado en Londres, José Rodríguez Losada, que donó gratuitamente la maquinaria al Ayuntamiento de Madrid. En la fachada de este edificio hay colocadas, a derecha e izquierda de la puerta, dos placas conmemorativas a los héroes anónimos madrileños, una a los que lucharon contra el ejército francés el 2 de mayo de 1.808 (9), y otra a todos aquellos que participaron en la ayuda y auxilio el fatídico 11 de marzo de 2.004 (10), cuando varios atentados terroristas asolaron varios trenes en Madrid. También nos encontramos con una pequeña placa, de la Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico que nos indica que en ese punto, estamos a 650,7 m. de “altura sobre el nivel medio del Mediterráneo en Alicante” (11).

Y con este curioso dato, terminamos el post de hoy, y nos despedimos hasta el próximo paseo por la capital.

0 comentarios

  1. QUE INTERESANTE LEER EN TU BLOG ÉSTE LUGAR TAN VISITADO POR TODOS LOS QUE A MADRID LLEGAN. En Carretas estuvo viviendo Manolo unos años al dejar el Colegio Mayor. El centro de la capital como toda ella es hermosa y ya no digamos la CIBELES, supongo que ese tema andará entre tus apuntes. Un abrazo
    Teresa

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