Casa del Ratón Pérez

Sí, queridos lectores, sí, el Ratón Pérez vive en Madrid, en la calle Arenal número 8 tiene su casa, en el edificio de la antigua Confitería Prast. Por más que he intentado visitarlo, mi negro Manolo no me ha dejado, para evitar tentaciones; eso sí, él ha estado hace unos años en la Casa-Museo con sus sobrinos. Pero el día 23 de abril de 2015, con motivo del Día Internacional del Libro, fue invitado por su Director, Federico Rubio, que le transmitió todo su entusiasmo y le mostró la cara más real de este simpático personaje que ha ilusionado a todos los humanos desde niños, el erroneamente llamado “ratoncito” Pérez, puesto que a él le gusta ser llamado Ratón Pérez.

Se tienen conocimientos de su existencia desde la prehistoria, con las sociedades agrarias, y según explican en el Museo, tiene orígenes atlantes. Hay referencias de sus actividades en la Antigua Grecia, como lo demuestra Platón en alguno de sus escritos y, a lo largo de la historia, ha habido vestigios de su trabajo, pero la principal fuente, sin duda, es el cuento “Ratón Pérez”, que escribió el jesuita Luis Coloma para el Rey Alfonso XIII cuando era niño. En él narra una aventura donde el Rey Buby I, que “por un prodigio maravilloso, que nadie ha podido explicarse, quedó convertido en el ratón más lindo y primoroso” (fragmento del cuento), acompaña al Ratón Pérez primero a su casa, donde conoce a su familia (su esposa Katalina, sus hijas Elvira y Adelaida, y su hijo Adolfo), y después en su recorrido para recoger los dientes de leche y dejar el consabido regalo, por ejemplo, al niño Gilito, en la calle Jacometrezo.

En este viaje, el Rey Buby puede comprobar algo que ignoraba, que no todos los niños son ricos y dichosos como él, sino que muchos pasan hambre y penurias y sus familias son tan humildes, que no tienen qué comer. Cuando despierta, cree haber vivido un sueño, pero pronto sale de ese error cuando observa que ha recibido el Toisón de Oro, a cambio de su pieza dental. Pero más que importarle su precioso regalo, lo que más influyó en su ánimo fue el hecho de haber observado in situ la pobreza, antes desconocida para él.

Luis Coloma, el autor del cuento que relata a nuestro personaje, nació en 1851 en Jerez de la Frontera. Fue alumno de la escuela naval, y estudió Derecho en la Universidad de Sevilla, donde se hizo jesuita, desempeñando la labor de Consejero Espiritual de la Corona, y miembro de la Real Academia Española de la Lengua. En muchas de sus obras, sobre todo las que tenían un marcado contenido infantil, tenían el preludio de una frase educativa: “sembrad en los niños la idea, aunque no la entiendan; los años se encargarán de descifrarla en su entendimiento y hacerla florecer en su corazón”.

Gracias a él, descubrimos la localización exacta de la casa del Ratón Pérez según el cuento que escribió, como he comentado anteriormente, el número 8 de la calle Arenal de Madrid, al lado de la Puerta del Sol, justamente en una lata de galletas de la marca Huntley, en los sótanos de la Confitería Prast, que anteriormente había sido una tienda de ultramarinos, también de Carlos Prast. En 2003, siendo Alcalde de Madrid Don José María Álvarez del Manzano, el Ayuntamiento colocó en la fachada del edificio una placa en la que se recuerda este hecho tan singular, y luego, posteriormente, en 2008, nuestro pequeño amigo cedió los derechos a unos particulares para instalar aquí mismo su Casa-Museo para que fuese contemplada por todos los niños del mundo que quisieran visitarla, eso sí, a él no se le puede ver, puesto que no le gusta ser observado ni fotografiado por los seres humanos, sólo se han podido obtener dibujos de lo que parece ser su apariencia real.

En este punto, puedo decir que, gracias a la descripción del padre Coloma, “un ratón muy señor, culto y equilibrado, amante de la lectura y la música, siempre con su gorro de paja, sus gafas doradas y la cartera roja cargadita de magia”, algún dibujante experto ha podido reflejar fehacientemente la figura de nuestro protagonista, y así es como lo han recogido en los retratos.

La Casa-Museo, según le comentó a Manolo Federico, su Director, es el nexo de unión entre los niños y el Ratón Pérez. Los pequeños pueden transmitir al roedor sus inquietudes y deseos a través de ella, y viceversa, Pérez muestra a través del Museo toda su sapiencia, su magia y su mundo, e incluso puede contestar a la infinidad de preguntas que los infantes dejan en el buzón instalado allí para tal efecto. Es más, los peques pueden inscribirse en el Club de Amigos del Ratón Pérez, completando un formulario, y obtener así su carnet acreditativo. Al mismo tiempo, pueden conseguir un Certificado de Autenticidad de la pieza dental que se les ha caído,  rellenando una solicitud, y les llegara por correo o podrán pasar a recogerla al Museo.

Según me comentó mi Manolo “una vez entras en la Casa-Museo, y eres recibido por las simpáticas ayudantes de Pérez, automáticamente te imbuyes en la magia del lugar y sacas a relucir tus instintos más tiernos, para hacerte receptivo a toda la magia que te espera en el interior”.

Primero se entra en la SALA PIRÁMIDE. En ella se puede ver una pirámide central de cristal, que contiene diversos objetos importantes relativos al cuento como, por ejemplo, un ejemplar original del manuscrito de Coloma, primera vez que se imprimió de forma individual y con ilustraciones, pues en 1902 apareció, junto con otros escritos del autor, en la revista “Nuevas Lecturas”. En esta sala también se pueden encontrar diversos retratos (ya digo que dibujos, porque ellos no se dejan ver por humanos) de toda la Familia Pérez, así como algunos objetos del Rey Buby, como su colección de payasos y su caballito de madera.

La siguiente sala es una recreación a tamaño “humano”, del DESPACHO DE RATÓN PÉREZ con todos sus libros, estudios e instrumentos de trabajo.

La tercera sala, y la que más gusta, según me comentaron, a todos los visitantes, es la llamada SALA MAQUETA, donde te encuentras con una maqueta a tamaño aumentado de la casa que la Familia Pérez tiene dentro de una lata de galletas. También se puede observar una colección de “mamoncetes” (dientes de leche) de personajes ilustres, como Isaac Newton, Marie Curie, Louis Pasteur, Beethoven, Rosalía de Castro o Cervantes. Y a parte de varios objetos más, está el buzón donde los niños pueden dejar sus cartas con la singularidad que, al pie de este buzón, hay una pequeña puerta, entreabierta pero atrancada, que deja salir la luz de la sala donde nuestro protagonista lee y contesta las preguntas de los niños. Con un poco de habilidad puede uno intentar observar lo que hay dentro, en busca de Ratón Pérez. Se ve con claridad un globo terráqueo, la esquina de una cómoda, y un pequeño cuadro. Álvaro, el sobrino de Manolo, que entonces tenía 5 años, me aseguró que vio una sombra como de un ratón. ¿Ha podido alguien ver algo más? Si yo hubiese ido, lo hubiera pillado in fraganti.

Desde aquí, se sale directamente al recibidor, donde se puueden comprar algunos recuerdos de esta visita, incluyendo el libro facsímil del cuento del Padre Coloma publicado por la editorial jesuita “Razón y Fe” en 1911. Por último, quiero agradecer a todos los componentes de la Casa-Museo de Ratón Pérez, en especial a Federico, su ayuda, información, disponibilidad y facilidades, para poder realizar este artículo.

Bueno peques, no olvidéis que ¡¡¡EL RATÓN PÉREZ VIVE EN MADRID!!! Si residís aquí, o venís de turistas, no dudéis en decirle a vuestros padres que queréis y debéis visitar el Museo, merece la pena, de verdad, y quizás podéis sorprender a vuestro héroe cuando esté leyendo las cartas que le han escrito otros niños. También teneis que decir a vuestros “papis” que reserven las entradas y que pueden consultar toda la información en  www.casamuseoratonperez.es  

0 comentarios

  1. Pienso que todas las historietas y cuentos provienen de alguna historia u anécdota real aunque la mayor de las veces las desconozcamos. Muchas gracias Manolo Garcia Sanahuja por hacernos participes y acercarnos a los comienzos y tiempos del ratoncito Pérez.

  2. y nosotros encantados de aprender cosas nuevas unas y de recordar otras. Ya sabes de Madrid al cielo…y desde el cielo un agujerito para ver Madrid. Un abrazo y a disfrutar de la tarde noche madrileña!!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *